Parece que los nuevos peinados de esta semana tampoco han dado suerte

 No hay manera. La esperanza de comenzar la segunda vuelta igual que la primera, con victoria, se ha ido al traste tras caer en casa ante la La Plana, en lo que supone una prolongación de la peor racha de derrotas de todo el campeonato. Este nuevo palo, consecuencia de un primer tiempo muy irregular en el cuál el Sanpa tardó demasiado en meterse en el partido, llegó siguiendo un guión semejante al del partido de ida, en el cuál el equipo verdiamarillo finalmente logró darle la vuelta al marcador (2-0 a 2-3), mientras que, en esta ocasión, se iba a quedar a mitad de camino. Se quedó cerca, porque el penalti errado por Pazo a diez minutos para el final hubiera supuesto como mínimo el empate de haber sido materializado y el Sanpa estaba completamente volcado. Pero no pudo ser, así que se acabaría firmando un triste epitafio de lo que parecía ser una tarde prometedora que se convertiría en una tarde para olvidar.

Y se dice prometedora, porque los primeros minutos así lo mostraron. En el arranque de partido, era el Sanpa el que parecía estar más cómodo en el campo y se manejaba con cierto desparpajo a la espera que su juego se materializara en forma de ocasiones de gol.  Todo indicaba que era cuestión de tiempo. Toni, al que se notó que había estado enfermo toda la semana, tuvo su primera oportunidad al interceptar un pase en la línea defensiva rival, si bien su disparo desde fuera del área se marchó fuera rozando el palo. Y tanto Berni como Micki se mostraban incisivos por las bandas, poniendo en aprietos a los defensores contrarios, que debían emplearse a fondo para sacar todos los balones que llegaban al área desde los flancos.

Desmentimos cualquier rumor. No está implicado nadie del club.

Sin embargo, al cuarto de hora de partido, la dinámica del encuentro sufriría una transformación y, de golpe y porrazo, el juego se iba a volver repentinamente monótono. Fue entonces cuando el equipo espluguense, que fue in crescendo en intensidad y tensión competitiva, el que se adelantaría en el marcador. Un desplazamiento en largo al corazón del área, buscando la espalda de la defensa, se aliaría con un error en el salto para dejar a un atacante solo ante Óscar, que resolvió a la perfección el mano a mano al borde del área pequeña. No obstante, el rechace caería en pies de un rival, que desde el lateral del área grande solo tuvo que esperar a la llegada de los compañeros para realizar un pase de la muerte,  materializando en gol lo que habia parecido una acción aislada (0-1. Min.22). Estaba claro que el equipo más despierto sería el que se llevaría el «gato al agua».

 

El más despierto fue, sin duda, el conjunto de La Plana. El Sanpa tardó demasiado en reaccionar y en comenzar a explotar sus virtudes. El remolque en el marcador se haría aún más pesado con el 0-2, a los 36 minutos, cuando un balón dividido se lo llevó el atacante visitante y ejecutó una perfecta vaselina sobre Óscar, que ya había impedido anteriormente el segundo tanto con una espectacular mano en vuelo a un libre directo al borde del área, para ahondar aún más en la herida verdiamarilla. La reacción llegó, por supuesto, aunque tardía. Cuando llegó el gol de Micki (1-2. Min.43), tras otra vaselina sobre la salida del portero tras un despeje larguísimo desde el área del guardameta sanpero, ya obligaba a remar contracorriente.

La reaparición más esperada.

Y pese a que la activación ofensiva del Sanpa sería agobiante para su rival en estos últimos minutos del primer tiempo, el empate no llegaría. Se perdía así, la oportunidad de hacer «borrón y cuenta nueva» de cara al segundo tiempo, en el cual, como era de esperar, La Plana aprovecharía su  ventaja en el marcador para defenderla con uñas y dientes a la espera de alguna contra.

Tras el descanso, llegó el monólogo sanpero , tan precipitado como el rápido era avance del reloj. A pesar de tener la posesión del balón, no aparecían espacios y no se lograba convertir ese dominio en el medio del campo en claras oportunidades del gol. Amén de decir que, cuando éstas llegaban, no se materializaban. Había que cambiar de marcha. La entrada de dos centrales «naturales» como Raúl y Arnau reforzaba y daba más seguridad a la retaguardia, así que tocaba asumir el riesgo de quitar a otro defensor para ganar un efectivo en ataque. Con Yeste en el campo, el quinteto Berni, Cañadas, Vega, Pazo y Micki, con Mesa en punta, había que hallar respuesta al problema que suponía el muro defensivo planteado por La Plana.

Por desgracia para el Sanpa, lo que que llegaría sería el «mazazo» del tercer gol visitante. Toda una alianza con la suerte: despeje largo desde el área rojilla, mal control defensivo, balón dividido, rechace favorecedor y «cucharita» sobre Óscar en su salida tras encontrarse el atacante, solo y ante el portero sanpero, con un balón que podía haber ido en cualquier trayectoria pero cayó en sus pies (1-3. Min.73).  A la postre, sería un gol determinante, puesto que la «réplica afortunada» que fue el espectacular gol de Vega, con un disparo de falta casi desde medio campo que se colaría por la escuadra (2-3. Min.74), solo serviría para reducir distancias. Una vez más, de lo que pudo haber sido a lo que finalmente fue, volvía a haber bastante diferencia.

Si sigue así, Black Mirror le dedicará un episodio a la crisis del Sanpa

Siempre quedará el hipotético «Qué podía haber sido» si Pazo hubiera aprovechado la pena máxima reestablecer el empate. El Sanpa lo buscó, insistió, no reparó en esfuerzo o energía en encontrarlo. Con cierta impotencia, no encontraría el camino. A veces ocurre. No obstante, de lo que no hay duda es que, si toda esta fe y perseverancia se hubiera puesto en práctica desde el minuto 1 de partido, muy probablemente el resultado hubiera sido diferente, sin necesidad de depender de la suerte. Hay que aprender las lecciones. Y de lo que tampoco hay duda es que, si este equipo las aprende, será un equipo realmente difícil para cualquier rival.