LA CUARTA GLACIACIÓN.

Helado. Así se quedó el Sanpa tras caer en Sant Esteve Sesrovires en el último partido del 2017. En una gélida tarde pre-invernal, el conjunto de Sant Joan Despí se dejó remontar el tanto de Micki con el que se había adelantado antes del descanso para acabar perdiendo un partido, con la sensación de que podía haberse ganado sin problemas de haber aguantado durante el primer cuarto de hora de la segunda parte, que fue cuando el equipo local tuvo su momentos de mayor acierto.

Porque, aunque el campo de Sant Esteve de Sesrovires suele ser bastante complicado por sus reducidas dimensiones, los primeros 45 minutos del equipo sanpero fueron impecables y daban pie a cierta dosis de optimismo. Los jugadores sanperos mostraron un nivel de concentración y un grado de madurez fantásticos, sabiendo adaptarse a las necesidades del encuentro según cómo se fueran desarrollando los diferentes acontecimientos, así como siendo pacientes cuando no encontraban el camino a portería en situaciones de auténtico «overbooking» en la zona del medio del campo. El inicio de partido, además, mostró a un Sanpa enérgico, con Yeste disponiendo de la primera ocasión para marcar cuando apenas había sonado el pitido inicial, al recoger un rechace del portero  al borde del área y buscar una vaselina que se marcharía fuera con la portería desguarnecida.  Micki, minutos después, se volvería a plantar delante del portero tras caracolear ante su marcador en las inmediaciones de la portería contraria, pero, en esta ocasión, fue el arquero el que hizo un acopio de reflejos para realizar un paradón que impedía el gol visitante. No era descabellado pensar que, esta vez, no se escaparía lo que se escapó en el último suspiro Sant Vicenç dels Horts dos semanas antes.

De todas maneras, una cosa son las sensaciones y otra la realidad.  Pronto quedaría claro que este duelo ni iba a ser un paseo (de hecho, no lo fue) ni uno de esos partidos asequibles a domicilio ante el típico rival desmoralizado porque no ha ganado ningún partido como local en toda la temporada. Sería conveniente recalcar que, a pesar de lo que refleje la clasificación, el nivel que demostró el Sant Esteve Sesrovires no se ajusta para nada a la posición que ocupa en la tabla. Ya al descanso estaba claro que que vencerles en su campo no deja de ser una tarea muy complicada , y así lo será para la gran mayoría de equipos. Las tres derrotas sufridas han sido contra equipos aspirantes al ascenso y todas por la mínima. Así que el Sanpa tendría que trabajar si quería ser el cuarto visitantes en salir victorioso. Además, tendría que hacer un esfuerzo extra: acudía a este partido sin Toni Mesa, principal referente ofensivo, y sin portero, dado que no podía disponer ninguno de los guardametas oficiales (uno por lesión y otro por coincidencia horaria con el partido del Sanpa A).

 

Es por ello que, si el Sanpa se marchó con ventaja en la media parte, fue fruto de la gran labor de un grupo que no cometió errores y se mantuvo centrado al 100%. Además, Cañadas, portero para la ocasión, supo resolver a la perfección todas incidencias que le tocó afrontar en su área. El duelo apenas permitía triangular en el medio del campo, cada vez más acumulado de efectivos, y el juego en largo era constante. Sin embargo, el lado más competitivo salió a colación, y el equipo verdiamarillo aprovecharía un saque de falta en largo desde campo propio para que Micki se adelantara al portero y estableciera el tanto con el que se pondría por delante en el marcador (0-1, min. 37).

Pero todo se iría al traste en 15 minutos horribles a inicio del segundo tiempo. Era de esperar que el equipo local apretara tras el descanso, con la presión que eso supondría. Nadie dijo que sería fácil llevarse la victoria de ese campo y, tal vez por ello, no se tendría que haber perdido la concentración ni un instante. El Sant Esteve Sesrovires le dio la vuelta al marcador porque lo puso todo de su parte y se encontró además con concesiones que hacen recordar que este Sanpa ha de madurar. El gol del empate llegó tras una gran intervención de Cañadas y un posterior disparo sin peligro aparente que se paseó por el área pequeña sin que nadie interviniera (hasta que acabó en el fondo de la red). El 2-1 fue una inocente pérdida de balón del último defensor, al querer salir regateando desde el campo propio (y habilitar una contra de mano a mano ante el portero). Y el 3-1 fue un saque de banda que acabó con el balón muerto dentro del área y hallando la mayor rapidez del atacante local para enviarlo al fondo de la red a escasos dos metros de la portería de Cañadas, sin lugar a dudas el mejor del partido, en medio de una nube de jugadores. Tres goles para cambiar por completo la panorámica de un encuentro que todo indicaba que iba a decidirse por detalles.

 

 

La reacción llegaría tarde. Un Sanpa incomodísimo en el campo y sin muchas opciones de juego colaborativo buscaba a Micki, Óscar y Berni al espacio. Algo que los locales buscaron cerrar, luchando con uñas y dientes por ese primer triunfo en casa (incluso con posesiones de balón en el córner). El cronónometro volaba entre pases fallidos o cortados, balones demasiado largos y pérdidas de tiempo. Las contras no dejaron de ser una amenaza. Sin embargo, el gol de Pazo al transformar un claro penalti abría la puerta a la esperanza (3-2. Min.78). Quedarían 10 minutos para lograr, al menos, un empate que premiara el esfuerzo realizado y toda la entrega mostrada, que tan buen resultado había dado en los primeros 45 minutos.

No fue posible. El tiempo restante pasó como un suspiro y los últimos ataques acabaron en manos del portero local o saliendo por línea de fondo. Al final, los tres puntos se quedaron en este municipio norteño del Baix Llobregat y el joven UD San Pancracio tuvo que volver a Sant Joan Despí de vacío, con el frío en el cuerpo y con la sensación de haber desaprovechado una gran oportunidad, aunque con la esperanza de que habrá otras nuevas que, esperamos, puedan ser aprovechadas para mayor progreso de un gran equipo, de un gran potencial.