HARAKIRI.

Tras un partido tan discreto, algunos han buscado maneras originales de esquivar a la prensa

Nuevo chasco y nueva derrota de los Veteranos del Sanpa, que fueron víctimas de sus propios errores en un auténtico recital de «cagadas» y cúmulo de despropósitos. No salió una a derechas (ni a izquierdas), haciendo todo tipo de concesiones y regalos a un Botigues de Sitges que, sin grandes alardes, sí supo nadar y guardar la ropa, mereciendo, solo por constancia y un mayor grado de concentración, llevarse los tres puntos ante un conjunto verdiamarillo que quiso y no pudo.

Puede decirse que 3 de los 4 goles visitantes fueron auténticos regalos sanperos aunque, por otro lado, su rival también estuvo atento para poder aprovecharlos. Fallos en los rechaces, tontas pérdidas de balón en defensa, errores por precipitación… elementos propios de un equipo errático y demasiado acelerado.  El primer gol llegó tras una fallida cesión hacia atrás, que favoreció el mano a mano de un delantero visitante ante el portero (0-1). Y aunque Marc devolvería la igualdad al marcador, al enganchar a bote pronto un balón bombeado y coger al guardameta contrario adelantado (1-1), antes del descanso llegaría otro despeje defectuoso al borde del área que caería a pies de un oponente para que, con la portería desguarnecida solo tuviera que ajustar el disparo entre los tres palos para volver a adelantar al Botigues en el marcador (1-2). No era un día propicio para contar con el favor de la Diosa Fortuna. El pitido que puso final al primer tiempo vino acompañado de algunas caras largas.

La afición está un poco desolada

La sensación de frustración e impotencia se prolongaría a lo largo del segundo tiempo, aún cuando el Sanpa dispusiera de algunas ocasiones para igualar el marcador. Con más corazón que cabeza, esa búsqueda del empate provocó muchos espacios en la retaguardia, algo que intentó aprovechar el conjunto visitante para ampliar su ventaja y encarrilar definitivamente un partido algo caótico. No sería un contraataque, sin embargo, el que diera origen al tercer tanto morado, si no un saque de córner, lanzado desde la izquierda y cabeceado sin oposición al segundo palo, dejando constancia en el salto quién estaba teniendo más fe en la victoria (1-3). En ese momento, el equipo verdiamarillo quedaba muy tocado, pero aún quedaba tiempo suficiente para revertir la situación,al  igual que contra el Atlétic Castelldefels, en cuyo choque, en un arrebato de orgullo, logró igualar momentáneamente esta misma desventaja antes de quedarse con 10 jugadores.

Aunque el Reverendo intentó dejar su sello, no sirvió para nada. Ni siquiera para votar por correo en las Generales.

El duelo no dejó de ser una ruleta rusa, en la cuál el Botigues de Sitges pudo haber resuelto el partido con un cuarto gol, pero acabó llegando el segundo sanpero. Un pase en profundidad desde la banda derecha de Germán «Moutinho» para Reverendo, emulando la jugada del duelo ante el Júpiter, lo aprovechó el delantero hospitalense para adelantarse y superar al portero contrario con una vaselina, y recortar al mínimo las diferencias para meter de nuevo a los locales en el partido (2-3). Un tanto esperanzador, a falta de 10 minutos del final, que podía servir de golpe psicológico ante un conjunto visitante que había dejado escapar la sentencia minutos antes.

Pero si deciamos que esta tarde no estaba siendo «La Tarde» del Sanpa, el desenlace lo dejaría bien claro. Apenas un par de minutos después, otro nuevo lapsus, con un disparo lejano y sin aparente peligro, provocaría el definitivo 2-4 en el marcador, fruto de la prisas por querer armar el ataque sin haber concluido la defensa. Este golpe sí fue finalmente definitivo y, a pesar de seguir luchando e intentándolo hasta el último momento, el resultado no se movería más y el conjunto «botiguer» se llevaría los tres puntos de los que fue un justo merecedor. No solo por su mejor gestión emocional de un encuentro muy abierto, si no  también porque fue el que menos errores cometió y mejor aprovechó los del rival.

Polonio volvió, jugó un rato y se medio lesionó, pero solo un poquito.

Mientras, por su parte, al Sanpa no le queda otra que seguir intentándolo. Y, como «hasta el rabo, todo es toro», tendrá que perseverar de aquí al final de Liga para sacar un mejor rendimiento a su juego, porque recursos ya los tiene,  y, después de Semana Santa, lograr esa primera victoria que se le está resistiendo en toda esta segunda vuelta, por la que insistir con todo ese amor propio latente que tanto caracteriza a este club para conseguirla.