¿Qué me pasa, doctor?
Inexplicable. Ciertamente, las sensaciones no fueron malas. Abiertamente, varios jugadores reconocían que habían disfrutado jugando. Tácticamente, el equipo había controlado grandes fases del partido. No obstante, no puede ser más evidente el resultado: el peor varapalo de la temporada, una durísima derrota, tan contundente como desproporcionada.
El Sanpa cayó con estrépito contra el Vinyets en su visita a La Parellada en una tarde-noche de sábado otoñal, dónde todo lo que pudo salir mal, salió mal. Un cúmulo de despropósitos, lesión de Pedro a los 20 minutos de juego incluida, donde cada error se pagó a precio astronómico y los aciertos poco se vieron recompensados de manera alguna. Ya costaba entender cómo se podía ir perdiendo este partido en el descanso, con el encuentro relativamente controlado, ante un rival que apenas inquietaba la portería y con las ocasiones más claras de tu parte. A menos, claro está, que te encuentres con un gol en contra, consecuencia de un penalti absurdo. Un regalo en toda regla, encadenado de acciones propias del Show de Benny Hill, que se inició con un “mixto” de Sergi al intentar despejar al borde del área, siguió con el balón despedido hacia atrás, con Santi encontrándoselo sin tiempo de reacción en plena inercia de adelantar su posición, el rebote en el pie y el golpeo en la mano. Involuntario, indudablemente, pero ni para eso tuvo fortuna el equipo. La decisión arbitral fue inmisericorde.
Las contrarrelojes comienzan a ser un problema habitual. Es el séptimo partido de los ocho disputados hasta ahora en los que toca remontar un marcador adverso. En este caso, ir perdiendo nuevamente desde el minuto 12 no ayudó demasiado, especialmente en un encuentro parco en oportunidades. El equipo verdiamarillo tiene un estilo de juego que saca más provecho de la paciencia y el control del tempo que de un ataque avasallador. Este es un aspecto en el que suele mostrar una gran versión. Pero de poco sirve un manejo competente en el medio del campo, contando con el magnífico cuadro formado por Lucho, Carri y Josemi, amén de Juanito por delante y Joan por la banda izquierda, si después el buen hacer y la desenvoltura no vienen ratificados en forma de ataques profundos o balones para los puntas. O, lo que es peor: que se consiga, pero no se aproveche. Porque se pudo.
Un colosal Gómez, reconvertido en un puñal por la banda cada vez que encontraba un espacio, dispuso de hasta dos ocasiones clarísimas para estrenar el casillero sanpero. La primera de ellas, antes del gol del Vinyets, tras una galopada que le permitió plantarse solo ante el portero, antes de que su disparo con la izquierda dejara patente que no es zurdo, marchándose ligeramente desviado (el disparo). En la segunda, pudo llevarse un balón dividido ante el portero fuera del área pequeña, que le hubiera dejado con la portería vacía, pero las “acrobacias” acabaron beneficiando a los locales, que consiguieron rechazar el balón. Santi, que debutaba esta temporada tras su aventura egipcia, tampoco aprovecharía de cabeza un buen saque de falta ejecutado por Juanito, perdonando el empate que hubiera equilibrado nuevamente el marcador (min.22). De la misma manera que también indultaría “La Rata” Bernier, referente en punta durante el primer tiempo hasta la entrada de Xesco, que dispararía demasiado cruzado una dejada de Gómez dentro del área visitante (min.41).
Al igual que hace dos temporadas en Casablanca (5-1), había que ser muy pesimista para imaginarse una debacle, en cuanto a resultado, como la del segundo tiempo. Tanto el segundo como el tercer gol fueron sendos obsequios defensivos, bien fueran la consecuencia de una inexplicable pérdida de balón en la línea defensiva tras una serie de regates kamikazes por el centro, que acabó con disparo a la base del poste (2-0, min.55); o bien por un mal rechace que rebotó y cogió a la defensa adelantada y desorganizada, habilitando así a un atacante local completamente solo dentro del área, que simplemente tuvo que levantar hábilmente el balón ante la salida de Aleix (3-1. Min.66). El balance, realmente desastroso. Dos errores, dos goles encajados.
De poco sirvió el tanto de Josemi de penalti que había alimentado las esperanzas sanperas (2-1. Min.59). Pese a subir la apuesta ofensiva, con la entrada en el campo de Xesco, muy activo y batallador, y del joven Kike, debutante también con la remera verdiamarilla del A junto con Jesús Heredia, las cuentas no rindieron en forma de goles. No será porque faltaran oportunidades, puesto que la producción en ataque no fue nada mala. Simplemente, la pelota no quiso entrar. Dos ocasiones fueron especialmente claras: una, tras un centro desde línea de fondo de Kike, rompedor por la banda izquierda, que Carlos solo tenía que empujar a la red a menos de dos metros de la línea de gol… pero su disparo se encontró con la mano el portero local, que había salido a tapar con el cuerpo y los brazos estirados en plan “lo que dios quiera” (y quiso que hiciera el paradón del partido. Min.75); la segunda, también con “La Rata” de protagonista, cuando Santi, que tuvo otra mal rematada, ganó un salto de cabeza dentro del área de penalti y le dejó en inmejorable posición para finalizar, solo, delante de portería y el guardameta clavado bajo palos. Tal vez descentrado a esas alturas del encuentro, aún hay dudas si su cabezazo buscaba marcar o despejar, ya que lo envío justo por encima del larguero cuando parecía improbable por la proximidad (min.88). Sin duda, una mala noche para todos…
El 4-1, a 5 minutos del final, fue el vivo ejemplo de la Teoría del Caos: dos equipos con semejante punto de partida que concluyen con dos tendencias completamente opuestas: los jugadores de un equipo, crecidos e incansables, y los del otro, agotados y deprimidos. Un contraataque con apertura a la derecha del área, con varios jugadores locales incorporándose en plan oleada generó una superioridad numérica que acabó en un disparo cruzado al que reaccionó soberbio Aleix, sacando una mano a ras de suelo que impidió en primera instancia el gol. Una brillante intervención que… al parecer, solo se esperaban los delanteros locales, ya que fueron los únicos que fueron a pelear el rechace, incluso contra el poste, para hacer llegar el balón a la red antes de que el esférico se marchara por línea de fondo. Tocado y hundido.
Así pues, aunque se puso voluntad, e incluso juego, nueva derrota del Sanpa y uno de los peores presentes que se le podía hacer a Pedro en su cuadragésimo natalicio. Segunda pifia consecutiva, que le envía a la parte medio-baja de la tabla una vez superado el ecuador de esta primera vuelta y que plantean la necesidad, más allá de las múltiples bajas y lesiones, de mejorar las prestaciones, defensivas y ofensivas, si el equipo quiere aspirar a estar en la zona noble de la tabla.
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