SOMOS EL SANPA!!!

 

Hay partidos que ya de por sí son especiales. Te hace mucha gracia jugarlos y no necesitas para ello ninguna motivación adicional. En las horas previas, sientes un cosquilleo interior, una extraña inquietud, te notas algo nervioso. Estás deseando que llegue el momento del pitido inicial. Deseas ser partícipe de ese acontecimiento, sentirte útil e importante, estar a la altura de las circunstancias. Aportar lo que sea necesario al equipo, integrarte en un orgullo colectivo y compartir unos momentos que, a la postre, pueden ser inolvidables y parte de la memoria común.

Una imagen para el recuerdo. Más cotizado que un Kandinsky.

Para cualquier sanpero de corazón, resulta muy difícil describir en toda su dimensión todo lo vivido este pasado sábado, con la disputa del segundo derbi, aún en la categoría de Veteranos, entre la UE Sant Joan Despí y la UD San Pancracio de los últimos 10 años. Un duelo entre vecinos, viejos conocidos, antiguos camaradas, ex-compañeros de equipo y demás gente con vínculos comunes desde hace un montón de años. Dos clubes interelacionados y con muchos espacios comunes y compartidos, pero donde cada uno cuenta con una particularidad que lo hace diferente al otro. Algo fascinante. Para alguien que haya vivido en el Barri Centre de Sant Joan Despi y sea aficionado al fútbol, un partido de este tipo no puede ser más que algo extraordinario. Es la sonrisilla que se te escapa cuando alguien hace un comentario al respecto. Es la vieja rivalidad que solo comprende quiénes han vivido en las mismas calles. Es el encuentro de las familias políticas de la cena de Navidad.

Si sientes simpatía por el Sanpa, probablemente te lo parecerá aún aún. No deja de tener cierto componente romántico que, en el equipo de Veteranos, jueguen todos los miembros de su directiva (a excepción del «embajador» en Andorra, Pierre).

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Seis meses después del partido de ida, primer derbi en muchos años entre conjuntos de ambas entidades, volvían a verse las caras en el mismo escenario estos dos equipos con dinámicas algo dispares. Pese a su errático comienzo, el Sant Joan Despí ha demostrado tener una mayor regularidad y solidez a lo largo de esta temporada y parecía llegar en mejores condiciones a este encuentro, para el cuál, tras el resultado del pasado diciembre, disponía de sobradas razones para afrontarlo con especial motivación.  Al otro lado, la UD San Pancracio llegaba como siempre, como si de un día nuevo se tratara después de una noche de tormenta, dispuesto a plantear batalla sin pensar en nada más que en el presente, consciente de que puede competir con cualquier rival, por fuerte que sea, como pueden dar fe algunos de los equipos punteros de esta Liga. Como los viejos rockeros, que siguen aguantando con el paso de los años, los cambios de tendencia y  las transformaciones de la vida moderna. Por muy estropeados que parezcan, ahí permanecen. Y no necesitan que les digan nada para saber cuándo es el día de una gran actuación.

El departamento de márketing está que rompe las olas.

Así que, con todos los protagonistas preparados y los nervios a flor de piel, daría comienzo este emocionante duelo, del que indicaba que se podría decidir por los chispazos de calidad que pudieran aportar ambos contendientes, ya que, como suele ocurrir en los grandes clásicos y partidos importantes: «No se juegan bien o mal. Se ganan o no».

Sería el Sant Joan el primero en tomar la iniciativa en el juego, intentando sorprender a un Sanpa muy ordenado y cuidadoso que disponía de un mariscal de campo de excepción, Jose Luís Muñoz, en su estreno en competición. La misión sanpera se centraba en proteger el marco de Rubio, algo que cumplió con éxito, ya que el bloque defensivo que formaron, tras la lesión de Óscar en el calentamiento, Chus-Ramon-Picholo junto con Joan y David por las bandas, además de Trillo y Ardiles por delante, comenzó inquieto pero fue ganando enteros con el paso de los minutos. Más allá de un disparo blanquirojo, al borde del área, que se estrelló en la parte superior del larguero, apenas se vieron disparos a puerta, lo cuál dice bastante de la solidez defensiva que acabó mostrando el conjunto verdiamarillo a pesar de las inquietantes aproximaciones al área que realizaba su rival.

Se queda.

El gran logro del Sanpa fue, no solo mantener la portería a cero en este primer tiempo a base de tensión e intensidad, sino que incluso fue capaz de marcar un gol, anulado incomprensiblemente por el árbitro por un fuera de juego que nadie vio ni nadie protestó. Un saque de banda desde la derecha se convirtió en un centro parabólico de «Speedy» Moyano para Germán «Moutinho» que, en acrobática posición, remató dentro del área en forma de media tijera, provocando el bote del balón apenás un metro delante del portero, que no pudo despejar el esférico cuando se elevó y entró junto a la escuadra. Golazo total, injustamente invalidado ante la mirada atónita de todos los asistentes que se preguntaban el porqué de la decisión, que pudo haber cambiado el rumbo del encuentro pero, al final, no tendría repercusión en el resultado posterior. Y no la tendría porque el propio «Moutinho» se tomaría su «particular venganza» en el segundo tiempo. 

Josep Lluís ya tiene su reconocimiento y cotizará en bolsa.

Por lo demás, la igualdad fue tal que no sería de extrañar que se llegara al descanso sin movimientos en el marcador, en lo que suponía ya de por sí una buena noticia para la UD San Pancracio, que en toda la segunda vuelta del campeonato solamente había conseguido mantener la imbatida tras los primeros 45 minutos en una única ocasión. Quedaba aún el segundo tiempo con todas las opciones intactas, en lo que prometía ser más de tres cuartos de hora de efervescencia y pasión, en los que cualquier detalle podía decantar la balanza final hacia uno u otro bando.

Al igual que ocurriría en el partido de ida, el primero en «golpear» tras la reanudación sería el Sant Joan. Además, lo haría también de falta. Un libre directo señalado en la media luna del área era una oportunidad inmejorable para superar, de una vez por todas, la correosa e incómoda muralla sanpera. Borja no perdonaría, levantando suavemente el esférico sobre la barrera y  colocándolo justo junto a la cepa del poste derecho de Rubio, que poco pudo hacer ante la precisión del disparo (1-0. Min.49).  Así que, de este modo, a pelota parada, se abriría el marcador y activaría el interruptor de lo que serían unos minutos eléctricos y vertiginosos, en los que todo lo visto en el primer tiempo iba a quedar prácticamente en el olvido.

Con este triunfo, el Sanpa va a promocionar hasta el turismo familiar

La reacción del Sanpa iba a ser inmediata. Apenas dos minutos después, un saque de banda daría origen al gol del empate, tras un centro desde la derecha de David, después de una genial y habilidosa maniobra junto a la línea de banda, que remataría al fondo de la red el «GeFe Moutinho», entrando con todo y picando de cabeza al segundo palo (1-1. Min.52). Un tanto de potencia y garra, que ejemplificaba el hervor y la efusión con la que se estaba viviendo el encuentro. Una muestra del furor latente, que se prolongaría solo unos instantes después cuando, en pleno frenesí, el marcador sufriría otro giro para completar los 180 grados, y llegara el segundo tanto verdiamarillo. Un pase de Joan desde la izquierda lo deja pasar cerca del área Reverendo, cuyo movimiento arrastra a su defensor provocando su fallo y habilitando a Germán, justo detrás, para controlar el balón, algo desequilibrado y, de primeras, chutar ante la presencia del portero que, a contrapie, no pudo impedir que el esférico entrara pegado al poste (1-2. Min.55).  Remontada completa  y locura desatada en apenas un suspiro.

Aún pensando en la vaselina…

A pesar de la euforia y el subidón producidos por estos giros de guión tan repentinos, lo cierto es que todavía quedaba más de media hora de partido y podía pasar de todo. Era mucho tiempo. Más, teniendo en cuenta que se habían cantado tres goles en apenas 6 minutos. Sin embargo, el Sanpa no bajó su nivel de concentración ni su intensidad.  Chus impidió con la cabeza un gol olímpico, al igual que Trillo había enviado a córner con la cabeza en el primer tiempo un saque de falta bastante amenazador. A base de lucha y sacrificio, los verdiamarillos lograron  mantener con el paso del cronómetro su ventaja ante unos blanquirojos presos de la precipitación y la ansiedad, atascados en su camino hacia la portería de Rubio, impecable y seguro todo el choque.  La presencia de Carrillo en el segundo tiempo aportó más control y serenidad a la medular sanpera, que no paró de buscar a «Los Germanes»  (Baena y Motiño) y Carlos Polonio en ataque para ampliar el resultado, aprovechando el estado anímico positivo que se iba transmitiendo en las filas sanperas. 

Con este doblete «GeFe» pasa a la Historia del Sanpa y los bardos cantarán canciones sobre él.

Sería precisamente Polonio el que dictaría la resolución definitiva. Con una majestuosa vaselina, aprovechando un balón botante cerca de la línea de  3/4 del Sant Joan, enviaría el balón al fondo de la red (1-3. Min.86) para poner la guinda a una soberbia y completa actuación conjunta del equipo sanpero, que no escatimó ningún esfuerzo para acabar llevandóse este excitante derbi. Cierto es que hubo algún momento de tensión en el segundo tiempo y algún gesto feo e innecesario, pero a grandes rasgos el duelo se mantuvo apasionado pero dentro de las franjas de la deportividad.  Por segunda vez en esta temporada, la enorme entrega y abnegación del Sanpa tuvo la satisfactoria recompensa de la victoria en un derbi, que disfrutó tras muchos años sin poder jugarlo y permitió, tras un ejercicio bastante irregular, sentir una gran alegría  a tono con la celebración de su 50º aniversario. 

Hay partidos que ya de por sí son especiales. Un «derbi» es uno de ellos.

 

 

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