PERSEVERANCIA ESCOCIDA 

La Cuesta de Enero: Buen partido, mal resultado.

Vuelve a resistirse una semana más esa primera victoria del año que sirva levantar el ánimo de un equipo que, si bien sigue trabajando seriamente para convertirse en un duro competidor en esta liga, no acaba de logra esos resultados que justamente acaban por premiar esa constancia. Como no podía ser de otra manera, una vez más, la moneda «volvería a caer del revés y bien del revés», sin medias tintas, para que todo ese esfuerzo y buen hacer latente que duró gran parte de los 90 minutos no solo no obtuvieran la recompensa deseada, si no que el Sanpa volviera nuevamente a ser castigado con un marcador exageradante cruel que no refleja, para nada, lo equilibrado que estuvo el partido.

El resultado final resulta bastante engañoso.  Especialmente si alguien tuvo ocasión de ver la primera parte, ya que poco hubiera imaginado entonces que el marcador iba acabar siendo tan abultado. El equipo local tomó rápidamente la iniciativa, aprovechando su notable mayor adaptación al campo de La Palma, pero eso tampocó se materializó en un dominio claro. El Sanpa supo contener bien a su rival, que solo fue capaz de generar peligro a pelota parada, por lo que Óscar García, titular en el B por la lesión de David Vega,  pudo resolver bien cualquier problema que hubiera en su área. El primer disparo a portería, además, a los 10 minutos de juego, sería obra de Cañadas, que regresaba a su posición habitual en el centro del campo . Y ya la siguiente ocasión clara que tendría el encuentro, la aprovecharía el equipo de Sant Joan Despí para abrir el marcador: diagonal en largo para Pazo por la banda izquierda, que sortea la salida del guardameta local con una dejada en forma de globo para «Killer» Mesa,  que cabecea en el corazón del área sin oposición al fondo de la red (0-1. Min.27).  Un gol esperanzador que parecía premiar el enorme oficio mostrado por el grupo durante esa media hora de encuentro.

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Sin embargo, el equipo local reaccionaría con rabia y buscaría de inmediato ese gol que reestableciera el empate. No intimidó para nada al Sanpa esa actitud, a la que respondió con templanza, pero si una cosa se ha repetido a lo largo de esta temporada, es que cualquier fallo, se penaliza de una manera realmente bárbara. Una falta innecesaria al borde del área acabó con un libre directo cuya ejecución se estrellaría en la cruceta. Cuando parecía que la fortuna se había alíado con el equipo verdiamarillo, el saque de banda posterior, a base de de botes y rebotes, acabaría en el fondo de la red de Óscar, neutralizando la ventaja existente y estableciendo el 1-1.

Pese al golpe recibido, el grupo no desfalleció. Micki tuvo el 1-2 en sus botas, cuando le cayó un balón tras un robo de balón en campo local y disparó de lejos con el portero descolocado. Su tiro raso saldría besando el poste… pero lo haría por fuera, así que el marcador no se movería. Y no debería haberse movido antes del descanso porque el 2-1 con el que acabaría el primer tiempo sería un auténtico despropósito: un balón botando en el área visitante, con Álex y Raúl peleando con un delantero rival, acabaría con una estrambótica vaselina en propia puerta sobre Óscar, a media salida, que no podría desviar la extraña y accidentada trayectoria que había cogido el balón. Por segunda semana consecutiva, el Sanpa encajaba un gol «psicológico» justo antes del pitido del árbitro de camino de vestuarios, cuyo lastre volvería a ser excesivamente pesado de cara el segundo tiempo.

Para el equipo, el colmo de la derrota es que al día siguiente es lunes.

La reanudación no fue precisamente frenética. El conjunto verdiamarillo lo intentó y nunca bajaría los brazos, a pesar de los dos «mazazos» añadidos que iba a recibir en los segundos 45 minutos. Con el 2-1, los locales se dedicaron a «guardar la ropa», cedieron gran parte de la iniciativa y buscaron ampliar su ventaja con jugadas de estrategia o contraataques a base de desplazamientos en largo. Y el plan les salió a la perfección. A los Carri Boys se le volvió a atragantar un campo de pequeñas dimensiones con mucha acumulación de jugadores en el medio del campo. La media formada Cañadas, Vega o Yeste (que entró en el segundo tiempo) apenas dispuso de espacio para tocar y triangular, incómoda ante la presión y la gran cantidad de efectivos. Trillo tuvo que emplearse más en tareas defensivas que ofensivas, ya que cualquier pérdida de balón se podía pagar caro. No había espacio por las bandas, Marc y Pazo no encontraban recorrido por los flancos, y las molestias de Micki y Jaume (que no pudo entrar) restaron toda opción a sacar tajada de la velocidad. Toni estuvo muy solo arriba, peleando con jugadores experimentados que marcaron territorio en todo momento.  Los minutos fueron pasando y las oportunidades de gol eran escasas, pero, a pesar de todo, daba la sensación de que el empate podía llegar en cualquier momento.

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La realidad se mostraría terca con esas ilusiones, y la sentencia local, en todo un ejemplo de efectividad, llegaría en dos contraataques. En el primero, Óscar resolvió bien un mano a mano auspiciado por una pérdida de balón en campo propio, pero su rechace le caería a los pies del único delantero que había en el área siguiendo la jugada. Marcaría a portería vacía (3-1. Min.60). En el segundo, el atacante local aprovecharía para llevarse en carrera el rechace corto de Guille tras una diagonal, para plantarse ante el guardameta sanpero y batirlo por bajo (4-1. Min.75).  Demasiado resultado para tal y como estaban transcurriendo las cosas.

El cuarto de hora final pudo haber sido un suplicio que acabara con un goleada mayor, pero el equipo sanpero no iba a desfallecer. Lucharía hasta el final y, en lugar de rasgarse las vestiduras, seguiría buscando ese segundo gol que alimentara la posibilidad de «meterse» de nuevo en el encuentro. Se  pudo encajar algun gol más, a pelota parada, pero también se pudo haber recortado las diferencias. Como mostró Álvaro al entrar en el terreno de juego en el segundo tiempo, se puso mucho corazón, algo muy propio de este Sanpa, y solo queda esperar en el futuro que, con este espíritu, los resultados acaben acompañando y recompensando el auténtico valor que tiene este magnífico grupo. Habrá que esperar a la segunda vuelta.