Abrasados.

Duro correctivo al Sanpa en La Palma de Cervelló. Tras una sucesión de buenos partidos, acabaran en victoria o no, el equipo de Platas cayó con rotundidad ante un equipo local que hizo buena sus virtudes y, a través de un fútbol vertical, directo y muy efectivo, acabó arrollando al conjunto verdiamarillo, que baja de la nube tras dos notables actuaciones en sus últimos desplazamientos.

En una calurosa mañana primaveral, no queda más alternativa que reconocer la superioridad del conjunto blaugrana, persistente e insaciable, que en apenas 8 minutos dejaría el partido prácticamente sentenciado con tres tantos. Sin embargo, hay que decir que fue un encuentro extraño, atípico, bastante diferente a lo que hemos estado viendo en los partidos sanperos en el último mes y medio de competición. Recordó un poco al duelo contra la Peña Blanc-Blava en Sant Feliu, en Enero, también resuelto en unos minutos horribles del primer tiempo, pero a un ritmo mucho más acelerado. Porque el partido de este domingo fue frenético, vertiginoso, con los dos equipos buscando la portería contraria hasta la extenuación con una intensidad más propia del fútbol sala que de fútbol-11. Se vieron nueve goles, alguno que otro fruto de «cagadas», y más que pudieron haber subido al marcador. No puede decirse que fuera un partido sin control porque fue La Palma la que marcó y consiguió imponer que se siguiera ese ritmo. Algo de locura sí que tuvo, por lo que el Sanpa no pudo más que convertirse en un «invitado» de excepción, ahogado e incómodo en una sinfonía que no era la suya.

No habían pasado ni dos minutos de juego, y Juan «Coria» ya tuvo que afrontar un mano a mano ante un delantero. Mientras que, al otro lado del campo, Reda, en el minuto 3, ya había probado las manos del portero en dos ocasiones.  Disparo demasiado cruzado por aquí, remate de Matteo por allá. Hasta que se llegó al ecuador del primer tiempo y llegó la primera «avalancha» local. Del minuto 20 al 28, el marcador pasó de un 0-0 que no paraba de temblar a un 3-0 contundente. La Palma aprovechó cada duda y cada error en cada una de aquellas jugadas para enviar el balón a la red, si bien no puede decirse que no lo buscara con insistencia. El Sanpa, en cambio, tras pagar en oro cada fallo, siguió sin puntería.

La inercia continuó tras el descanso: una jugada de estrategia a pelota parada, al borde del área, ejecutada con rapidez dio lugar al cuarto tanto local. Y un disparo lejano que golpeó el poste, también entraría en la red.  No se había llegado a la hora de partido y un machacante 5-0 lucía en el marcador. ¿Tan desastrosa estaba siendo la actuación del Sanpa?

Siendo justos, no.  Pese a un cierto y lógico desconcierto, como consecuencia del soberbio encuentro de los locales, no se estaban haciendo las cosas tan mal.  Evidentemente no estaba siendo el mejor día en defensa, algo desbordada, ni el de la mañana de gloria de Juan, algo inseguro bajo palos. De ahí a desentonar de manera chirriante, tampoco. A grandes rasgos, el equipo jugaba. Mucho más vertical que de costumbre y con una sucesión de idas y venidas algo enloquecedoras, pero lejos de estar recibiendo un baño. En ataque, se generaban ocasiones.  Albert Hill y Matteo dispusieron de una doble ocasión anda más comenzar el segundo tiempo. En el 55, un cabezazo de Rafa obligó a un magnífico paradón del portero para enviar a córner.  Y remate franco de Matteo a saque de esquina, también marcharía alto con toda la portería al descubierto (min.63). El gol de Albert Hill, tras un extraño remate dentro del área pequeña entre dos defensas que parecía que no entraría nunca, no solo sirvió para recortar diferencias, sino que también mostró que marcar era posible (5-1. Min.67).

Con el equipo fundido, con la única sustitución posible del «dormilón» Kike (que obligó a Sergio a jugar lesionado, a pesar de lo cual realizó un fantástico encuentro), llegarían dos goles más a favor de La Palma. No obstante, el Sanpa seguiría presentando batalla hasta el final y dispondría de las mejores ocasiones en el último cuarto de hora. En lugar de esperar el lento paso de los minutos hasta el pitido final, como si el resultado fuera de 0-0, siguió dando pasos hacia adelante y el gol último de Reda (7-2. Min.90), tras varios remates a portería, sería un triste premio de consolación (pero premio, a fin de cuentas) con el que maquillar un marcador algo brutal, que debe servir para aprender que, pese a la espléndida mejoría mostrada por el equipo en esta segunda vuelta, aún queda trabajo por realizar.