CON LO PUESTO.

Se prolonga una semana más la mala racha de resultados de esta segunda vuelta. En los 40 días que llevamos de 2019, el camino hacia la victoria sigue sin aparecer y, junto con la de este pasado sábado, ya son cuatro las derrotas consecutivas que se arrastran en estas últimas cinco semanas que llevamos de campeonato.

Si en el partido de ida ya se tuvo que afrontar el problema de las numerosas ausencias, en este nuevo duelo en Igualada la situación aún se planteaba peor. A pesar de ello, los veteranos de la UD San Pancracio dieron la cara y plantaron batalla en la medida de lo posible, llegando a igualar el marcador hasta en dos ocasiones. Sin embargo, la resistencia duró hasta que se agotaron las fuerzas y, en un segundo tiempo que se hizo demasiado largo, se acabó claudicando ante un rival que supo sacar mejor provecho de sus recursos, de su buena disposición en el terreno de juego y de su experimentada calidad en ataque.

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A pesar de las limitadas posibilidades a la hora de confeccionar el once titular, el equipo de inicio de la UD San Pancracio no era una mala alineación. Evidentemente inédita esta temporada, sin los delanteros habituales y Txus Aguado en punta, contaba con veteranía suficiente para presentar batalla. Sin embargo, delante tuvo un oponente que sabía bien lo que es jugar con paciencia e inteligencia, preparado para esperar el momento adecuado para dar un zarpazo letal. Así se explica que, tras más de 10 minutos sin ninguna ocasión clara,  aprovechara una pérdida de balón de la zaga sanpera para lanzar rápidamente un pase en profundidad a la banda izquierda, que concluiría con un centro raso al área y fácil definición ante Pani (1-0. Min.13). Esperar el fallo, recuperar el balón y ejecutar la jugada con total precisión. Ante un equipo así era evidente que no podías despistarte lo más mínimo. 

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Por suerte, el equipo verdiamarillo también contaba con recursos ofensivos capaces de contrarrestar esa eficacia goleadora. O, al menos, mientras el estado físico lo permitió. A diferencia de las oportunidades locales, que se definieron muy cerca del marco de Pani, las ocasiones sanperas llegaban cuando se disponía de espacios y se podía chutar desde lejos, puesto que tanto la línea defensiva local, portero incluido, estaba muy adelantada.  Txus Aguado fue el primero en probar fortuna y, por ello, un pase bombeado de Ardiles por banda izquierda, lo dejó botar y, de primeras, lo convirtió en un disparo a puerta inalcanzable para el guardameta local, sorprendido por arriba (1-1. Min. 17).  Se iniciaba así el primer intercambio de golpes, cada cuál a su estilo.

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Los dos tantos siguientes siguieron patrones muy parecidos. Para los de casa, con otro balón bombeado llegado desde la izquierda, y remate casi al segundo palo sin oposición (2-1. Min.20). Para los visitantes, otro pase en largo, en este caso de Ramon, que amortigua con el pecho nuestro «ironman» vitoriano, habilitado por un fuera de juego muy mal tirado, y desde lejos vuelve a empalmar un chut que nuevamente pasa por encima del cancerbero local (2-2. Min.38).  Nuevo empate y vuelta a empezar.

Poco antes, ya hubo otra gran ocasión de Aguado, tras una buena combinación con Germán, por el centro, y Trillo, por banda derecha, que acabó con un disparo final desde la izquierda, sin ángulo, que se paseó por delante de la portería (Min.35). No obstante, la presión ofensiva en la recta final del primer tiempo correría a cargo del Igualada, que parecía dosificarse físicamente mucho mejor que el conjunto de Sant Joan Despí. Ante esto, resultaba clave para el Sanpa defender bien para aguantar el resultado, dado que, con toda la segunda parte por jugar y lo que ello podía conllevar a nivel de desgaste físico y mental, mantener el empate en el marcador antes del descanso era un magnífico alimento para las esperanzas sanperas. Sin embargo, el conjunto verdiamarillo no lograría cumplir su objetivo. Apenas faltaba un minuto y medio, cuando otro centro llegado procedente desde la izquierda, provocó un salto entre varios jugadores junto al segundo palo, del que salió ganador un atacante igualadino, que cabeceó cruzado al otro poste, encontrando el camino hacia el fondo de la red (3-2. Min.44). Aquí empezaron a escabullirse la opciones sanperas de ganar este partido.

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Porque, como era de prever, el segundo tiempo se eternizó demasiado. Con varios jugadores arrastrando molestias físicas, cada vez se hizo más difícil mantener la intensidad defensiva, y eso lo aprovechó el Igualada para romper definitivamente el partido en el último cuarto de hora. Aunque no sería tan fácil ni sencillo como pueda hacer creer el resultado. Los muchachos del Sanpa no le perdieron la cara al partido y siguieron peleando aunque acabaran cojeando. Los locales ampliaron su renta en el minuto 60, tras una buena acción individual, con un autopase en largo, que habilitó un dos contra el portero que dejó completamente expuesto a Pani (4-2. min.60). Pero no sería hasta el minuto 75, tras la transformación de un penalti, que el conjunto local pudo respirar aliviado (5-2).

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A pesar de ello, aún hubo tiempo de ver unos últimos coletazos sanperos, que dejaron constancia que orgullo y entrega no les falta a estos jugadores. Óscar, que apenas podía correr, tuvo dos ocasiones clarísimas en sendos córneres, pero su disparo a un balón muerto dentro del área se le marchó por encima del larguero (min.78) y, posteriormente, un testarazo se le escapó demasiado alto cuando había ganado el salto claramente (min.83). Poco después, Chus, reubicado al final en punta junto a su tocayo, estuvo a punto de marcar de vaselina (min.85) y dio alas al equipo al recibir un balón al borde del área y ajustarlo al poste, lejos del alcance del portero (5-3. Min.87). Y, en este apretón final, aún se abrió la posibilidad a un cuarto gol que, ante la inminencia del pitido final, al menos hubiera servido para maquillar el resultado. Toda una muestra de honrilla.

El último gol, empero, caería por otro bando. Llegaría en propia puerta, en la última jugada del encuentro dentro del descuento, agotada ya la gasolina de la reserva. Un poco chorra. Quizá no fue el mejor punto y final para un Sanpa que hizo lo que pudo, y más, pero acabó cayendo ante un equipo sólido y bien articulado, que respondió al porqué ha perdido solamente un partido en casa en esta temporada. Por lo demás, solo queda levantar la cabeza, recuperarse del esfuerzo realizado y confiar en la rápida cura y reaparición de los jugadores lesionados. E intentar ganar de nuevo y romper esta dinámica sin puntuar. Ahora, el próximo desafío pasa por el complicado Can Roca, en casa. Estaremos a la expectativa.

 

 

 

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